Y ahí estábamos, también estaba el Delfino y el guatemalteco ese que se andaba ligando a M. personajes que se volvieron mito esa noche. Cuando llegaron los gringos bicicleteros musicosos y se establecieron junto a nosotros (que huíamos de Delfino y el guatemalteco mala copa) empezaron a hablarnos a la clásica usanza de los extranjeros con los nativos. Intenté ignorarlos, pero nadie más parecía entender sus lamentables intentos por hablar “españal” por que ellos “amor México”. Si wey, lo que digas.
Bueno, la verdad es que ya luego empezamos a platicar más o menos bien, el alcohol me hace una persona agradable. Pero entre el ruido, su necedad de hablar “españal” y mi inglés de mala gana poco avanzábamos. Ahí estaban tres, el que es de Oregon, el que es de Boston y el que es de Florida, L., M. y yo, los de California quien sabe donde estaban, nunca los vi, ni siquiera cuando tocaron jo! me enteré que existían por que me lo dijeron los otros 3. Florida era un mamón. Como decía, todo hubiera ido más o menos bien de no ser por que de pronto me dejaron hablando con dos de ellos, Oregon y Boston, y ahí se fue todo al carajo, por que empezaron a hablar de la revolución y su jalada y media, su movimiento jipi, que si verde, reciclable-ecológico, venimos en bicicleta, somos primer mundo, guapos y cero que apoyamos la globalización… “we feel you, man” va, orale, estoy chupando y soy buena onda, se los pasé. Delfino no entendía un carajo. Pero cuando intentaron explicarme el zapatismo si me dieron hueva, por que claro que no hay nada como dos gringos veinteañeros-jipis-buena onda-revolucionarios-bicicleteros para explicar(me) el zapatismo, sure! they know better. Pendejos.
Como quiera que fuera después estaba dándole duro al pedal, por que soy buena persona, un poco por el alcohol, un poco por el desmadre, un poco por que… pues ¿por qué no? ya estábamos ahí. El asunto es que todos sus instrumentos y amplificadores eran impulsados por la acción del pedaleo constante, ora si que les pedaleamos sus bicicletas (no pude resistir el chiste por más que lo intenté .__.)
Neta estoy convencido que nadie escuchó la música, todos estábamos clavados viendo el desmadre de las birulas, quien no aguantaba ni madres, quien se quería hacer notar, quien nomás lo hizo por desmadre y si la noche lo permitía, ver quien tenía una insuficiencia cardiaca, jo!
Por supuesto en nuestra etílica necesidad de pervertir todo lo que nos llega, subimos al señor a la bici, los gringos no tenían la más remota idea de lo que pasaba y nosotros ni sabíamos que seguían tocando. Hermoso.
Imagino que amanecieron maldiciendo (desde el retrete) al que les dijo que beber pulque era fresco, condenando al infierno a quien les dijo que el pulque combinado con chela era “chide one!” por que a pesar de nuestras (en buen plan) mejores intenciones al decirles que beber demasiado pulque no es buena idea si no se es guatemalteco mala copa o Delfino, ellos insistían: “chide one!”. Laxante anyone? No? I Thought so.
Son tan divertidos los gringos, lo pasamos tan bien gracias a ellos ¡vuelvan pronto!
Bueno, la verdad es que ya luego empezamos a platicar más o menos bien, el alcohol me hace una persona agradable. Pero entre el ruido, su necedad de hablar “españal” y mi inglés de mala gana poco avanzábamos. Ahí estaban tres, el que es de Oregon, el que es de Boston y el que es de Florida, L., M. y yo, los de California quien sabe donde estaban, nunca los vi, ni siquiera cuando tocaron jo! me enteré que existían por que me lo dijeron los otros 3. Florida era un mamón. Como decía, todo hubiera ido más o menos bien de no ser por que de pronto me dejaron hablando con dos de ellos, Oregon y Boston, y ahí se fue todo al carajo, por que empezaron a hablar de la revolución y su jalada y media, su movimiento jipi, que si verde, reciclable-ecológico, venimos en bicicleta, somos primer mundo, guapos y cero que apoyamos la globalización… “we feel you, man” va, orale, estoy chupando y soy buena onda, se los pasé. Delfino no entendía un carajo. Pero cuando intentaron explicarme el zapatismo si me dieron hueva, por que claro que no hay nada como dos gringos veinteañeros-jipis-buena onda-revolucionarios-bicicleteros para explicar(me) el zapatismo, sure! they know better. Pendejos.
Como quiera que fuera después estaba dándole duro al pedal, por que soy buena persona, un poco por el alcohol, un poco por el desmadre, un poco por que… pues ¿por qué no? ya estábamos ahí. El asunto es que todos sus instrumentos y amplificadores eran impulsados por la acción del pedaleo constante, ora si que les pedaleamos sus bicicletas (no pude resistir el chiste por más que lo intenté .__.)
Neta estoy convencido que nadie escuchó la música, todos estábamos clavados viendo el desmadre de las birulas, quien no aguantaba ni madres, quien se quería hacer notar, quien nomás lo hizo por desmadre y si la noche lo permitía, ver quien tenía una insuficiencia cardiaca, jo!
Por supuesto en nuestra etílica necesidad de pervertir todo lo que nos llega, subimos al señor a la bici, los gringos no tenían la más remota idea de lo que pasaba y nosotros ni sabíamos que seguían tocando. Hermoso.
Imagino que amanecieron maldiciendo (desde el retrete) al que les dijo que beber pulque era fresco, condenando al infierno a quien les dijo que el pulque combinado con chela era “chide one!” por que a pesar de nuestras (en buen plan) mejores intenciones al decirles que beber demasiado pulque no es buena idea si no se es guatemalteco mala copa o Delfino, ellos insistían: “chide one!”. Laxante anyone? No? I Thought so.
Son tan divertidos los gringos, lo pasamos tan bien gracias a ellos ¡vuelvan pronto!
2 comentarios:
jajaja si si muy bueno efectivamente m pregunto q habrá pasado el domingo, no mejor ni m lo imagino jaja puaj, q se repitaaaaa y llamen al 911 :P
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LTl.
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